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Arqueología Mexicana Especiales

San Lorenzo y el amanecer de la civilización olmeca

San Lorenzo y el amanecer de la civilización olmeca

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Especial Año Periodo
104 2022 Agosto

San Lorenzo y el amancer de la civilización olmeca

San Lorenzo, Veracruz –cuyos estudios recientes son abordados en esta edición especial–, no sólo fue, como se creyó en un principio, una pequeña aldea de 53 ha con 1 000 habitantes y un bajo nivel de organización sociopolítica. A lo largo de las últimas tres décadas, cada vez que se hunde una pala en el suelo de San Lorenzo brotan contradicciones a las interpretaciones tradicionales. Esto condujo a una modificación de la perspectiva sobre los olmecas y quedó claro que San Lorenzo ha sido uno de los sitios más subestimados en Mesoamérica. En su momento de esplendor fue el sitio más importante de Mesoamérica, fue tan trascendental como lo fue Teotihuacan en el periodo Clásico, Xochicalco, Cacaxtla y Teotenango en el Epiclásico, y Tula, Chichen Itzá y Tenochtitlan en el Posclásico.
El surgimiento y desarrollo de la cultura olmeca en San Lorenzo dio como resultado la conformación de una gran capital política y económica en la costa sur del Golfo de México, una urbe con una gran concentración de población, una sociedad compleja, diversificada y productiva. Llegó a controlar un sistema regional de comunicación y transporte que atravesó las llanuras costeras y los humedales, estableció un territorio geopolítico diferenciado y sistemas comerciales regionales y de larga distancia durante su periodo de mayor esplendor: 1400-1000 a.C. Fue el primer pueblo en elaborar arte monumental en piedra, cuyos temas principales se relacionan con el poder y el cosmos. Su creación fue la materialización de una capacidad social y política preexistente que consolidó la producción especializada y organizó la gran fuerza de trabajo necesaria para el transporte a larga distancia de rocas de varias toneladas desde su fuente de origen, ubicada a 60 km. La organización social estratificada y los sistemas políticos centralizados fueron respaldados por la religión y dirigidos por gobernantes hereditarios. Las nociones sobrenaturales relacionadas con el agua y el inframundo conformaron la base de los privilegios ideológicos de la realeza.


Presentación

La cultura olmeca siempre ha sido motivo de interés por diversas razones: por un lado, es la primera civilización de la que tenemos noticia en el ámbito de la arqueología mesoamericana. Con ello quiero decir que a partir de su presencia en diversos sitios de los hoy estados de Veracruz, Tabasco, Chiapas y Guerrero, y con rasgos presentes en Morelos y el estado de México, los olmecas establecieron las bases del urbanismo, una marcada división social y muchos otros componentes que más tarde serán desarrollados en distintas regiones de Mesoamérica. En este número, la doctora Cyphers nos lleva de la mano por los caminos a veces difíciles que la ciencia pone a nuestro alcance para lograr llegar a metas que mucho nos dicen del pasado de un pueblo. Emprendamos el recorrido junto con ella para saber más acerca de aquellos antiguos habitantes que nos dejaron en su obra el sello indeleble de una civilización.


El amanecer de la civilización olmeca

San Lorenzo es uno de los sitios más subestimados en Mesoamérica. Las razones que llevaron a no reconocerlo como gran capital prehispánica están envueltas en la nebulosa historia de la arqueología olmeca. Así, después de varios años de estudios y exploraciones en el sitio, en 1990 dio inicio el Proyecto Arqueológico San Lorenzo Tenochtitlán, dirigido por la doctora Ann Cyphers, cuyo propósito era el de examinar aspectos relativamente desconocidos de la vida y del desarrollo cultural olmeca mediante un enfoque multi e interdisciplinario.


Cosmos y comida

El entorno natural desempeñó un papel central en la evolución de la civilización olmeca en San Lorenzo. Este notable sitio surgió junto a ríos, al igual que muchas otras grandes civilizaciones antiguas. Las vías fluviales tienen un papel esencial en el intercambio, el comercio y la defensa de todos los pueblos. El surgimiento de la civilización olmeca en San Lorenzo no se basó en la agricultura de maíz. En los primeros siglos de desarrollo, las familias fundadoras tuvieron una economía de subsistencia que giró en torno al cultivo de tubérculos y el manejo de recursos acuáticos de las llanuras –acoplada al ciclo de abundancia y escasez, tanto predecible como impredecible.


Un sagrado alimento

La primera capital olmeca muestra una antiquísima evidencia de consumo de cacao. El estudio de residuos de teobromina en vasijas cerámicas de San Lorenzo indica que la presencia en el Preclásico de cacao abarca ocho siglos, es decir entre 1800 a 1000 a.C. La identificación y la temporalidad son cuestiones muy importantes, no obstante, hay otros datos muy interesantes que derivan del estudio de las características de las vasijas positivas. Llevan a comprender facetas del almacenamiento, preparación y servicio de los productos de cacao, así como interpretaciones de su papel y significado en la sociedad.


Viendo lo invisible

Los vestigios de la ocupación olmeca son virtualmente invisibles en la superficie del sitio. Más bien se encuentran profundamente ocultos debido a la actividad humana de los últimos tres milenios, que los han cubierto de sedimentos, particularmente la ocupación moderna y la del Clásico Terminal. Se encuentran a partir de 1-1.5 m hasta 20 m bajo la superficie actual. Por ello, la apariencia actual del sitio no fue creada totalmente por los olmecas. Por lo anterior, se empezó a elaborar un proyecto para investigar los restos que yacen bajo la superficie del sitio, con un método que se ajustara a las características del sitio. Su propósito fue esclarecer la dimensión vertical y documentar la estratificación del sitio, para lograr una reconstrucción más íntegra de las actividades olmecas de la que se puede obtener con técnicas arqueológicas tradicionales y, por supuesto, sin causar afectaciones negativas al sitio.


Monumentalidad

San Lorenzo está hecho de tierra. Todas las edificaciones se lograron con sedimentos, desde las casas más pequeñas hasta los enormes palacios y las imponentes estructuras ceremoniales. No hay una construcción similar, en cuanto a diseño y monumentalidad, a la Gran Meseta, una obra gigantesca que se levanta a 65 msnm sobre los vastos humedales de la cuenca baja del río Coatzacoalcos. La buena conservación de la mayoría de los vestigios es un tributo a los conocimientos de ingeniería y la pericia de sus constructores. Los datos preliminares indican que la meseta de San Lorenzo es la obra arquitectónica de mayor tamaño conocida hasta ahora para el periodo Preclásico Inferior en Mesoamérica. Su creación y su mantenimiento exigieron una notable capacidad de financiamiento, planeación y organización por parte del sector gobernante.


Tiempo y espacio

Las ideas no se pueden recuperar directamente de los restos arqueológicos. Hay que reconstruirlas e inferirlas a partir de los vestigios dejados por la antigua conducta humana, que presumiblemente se genera o está condicionada por la ideología. Para lograrlo, se debe explorar el impacto de la ideología y los rituales por medio de un meticuloso control cronológico de los hallazgos, el cual permite establecer la secuencia de los hechos e inferir sus causas. El contexto arqueológico es el punto de partida indispensable. Conforme se llevan a cabo más investigaciones arqueológicas en la región olmeca se obtiene una mejor muestra de los vestigios y, por ende, mejores conocimientos que van ampliando y modificando la visión de antaño.


El Palacio Rojo

El Palacio Rojo, la primera residencia de un gobernante de la civilización olmeca, la estructura palaciega más antigua de los olmecas y quizá de Mesoamérica, se ubica en la cima de la Gran Meseta de San Lorenzo, la cual es símbolo de la montaña sagrada y además es hogar de las elites centrales y sede de sus actividades medulares. La cima de la meseta fue la zona con mayor privilegio, opulencia y sofisticación, y ahí se encontraba el vértice del antiguo poder olmeca. La principal actividad productiva realizada en el Palacio fue la talla de basalto. Más del 50% de la escultura de piedra de San Lorenzo se ubica en el Palacio Rojo y sus alrededores. No solamente se encuentra la mayor presencia de escultura sino también la mayor cantidad de desechos de talla de basalto de todo el sitio de San Lorenzo. Más del 85% de las esculturas son piezas dañadas que se encontraban almacenadas en espera de su reciclaje.


Buscando el origen de la escultura olmeca

El basalto fue uno de los primeros materiales importado a San Lorenzo. En los primeros siglos de la ocupación del sitio, se usó para crear instrumentos de trabajo y de molienda. La producción de las tempranas herramientas debió guardar ciertas semejanzas con el tallado de escultura aunque, sin duda, con menor conocimiento y talento que la producción de formas elaboradas. Posiblemente la innovación que permitió el tallado de formas complejas fue la geometría, con un sistema de medición más preciso que el tanteo con el brazo, mano o dedos. El descubrimiento de cómo tallar escultura fue el punto de partida para crear bienes de prestigio con gran carga simbólica. La organización de la producción y distribución de los productos escultóricos de basalto desempeñaron un papel muy importante en el desarrollo de la primera capital olmeca.


Un contexto de belicosidad

Debido a la cantidad de escultura hallada en el Complejo del Palacio Rojo surgieron varias oportunidades de conocer las características de su deposición. Una de ellas es el monumento SL-112, que fue encontrado a 50 m al norte del Palacio Rojo, en un edificio fechado entre 1400 y 1200 a.C. Ahí se pudo explorar la relación entre el contexto y las características formales e iconográficas del monumento, una combinación ideal de dos tipos de información arqueológica que incrementa las posibilidades de interpretación. El monumento SL-112 tiene características particulares que evaden las normas del arte monumental olmeca. Su forma y representación gráfica son únicas.


El Palacio de Gobierno

Los complejos arquitectónicos planificados eran el foco de comportamientos específicos en el pasado mesoamericano, y su análisis puede conducir a una mejor comprensión de las prácticas y creencias que se relacionan con la administración política y religiosa, el ceremonialismo, la identidad y la diferenciación social. En particular, el Palacio de Gobierno de San Lorenzo consiste en un complejo arquitectónico con una ubicación céntrica en la cima de la Gran Meseta, el cual destaca por tener una concentración de monumentos de piedra que, por su forma y tema, se relacionan con los gobernantes. La ausencia de un ajuar doméstico indica la ausencia de funciones residenciales.


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